En general, la construcción en madera se percibe como más cara que la construcción convencional en acero u hormigón armado. Sin embargo, estos cálculos no suelen incluir los efectos en cascada: menor carbono embebido, beneficios medioambientales de la silvicultura sostenible, otras implicaciones socioeconómicas, etc.. Además, una superestructura más ligera suele reducir el coste de los cimientos, lo que reduce el coste añadido de la madera.
La percepción de cada agente implicado puede ser muy distinta por la distribución de costes y beneficios (tiempos de construcción más cortos, obras más silenciosas, menos empleados en la obra, etc.). A menudo, costes más altos o beneficios añadidos repercuten en diferentes actores, por ejemplo, el promotor, el contratista y el propietario a largo plazo.