Dependiendo de la tipología de la construcción, los edificios de madera pueden requerir un proceso más industrial de construcción (es decir, menos trabajo en la obra, más en las plantas de fabricación), que otros métodos. Esto puede ofrecer considerables beneficios para los promotores, dado que los tiempos de construcción pueden ser más cortos, las obras más silenciosas y el requerimiento de personal en obra, menor. Sin embargo, estos procesos también requieren marcos financieros y de seguros diferentes, ya que un gran porcentaje del trabajo no se realizará en la propia obra y los plazos de construcción del proyecto pueden diferir notablemente de los de los edificios de hormigón armado, acero o ladrillo.