Algunos actores perciben que la regulación medioambiental es excesiva y consideran que impide una gestión forestal flexible. A nivel nacional, se reconoce la gestión forestal es reconocida como una palanca clave para afrontar el doble reto de los cambios demográficos y la transición ecológica. Sin embargo, la última Estrategia Forestal Española, actualmente en revisión, fue aprobada en 1999. Esto señala la necesidad de una estrategia nacional actualizada, particularmente para estructurar los fondos que se han comprometido para la restauración de ecosistemas, la bioeconomía y la silvicultura sostenible como parte del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España.